El Liceo Cardenal Caro de Buin, en sus más de 60 años de historia, ha visto pasar por sus patios y edificios, decenas de generaciones de estudiantes, los cuales, en diversos contextos históricos nacionales y comunales, han forjado, con un sello humano y católico, la historia de una de las instituciones educativas más relevantes de la zona del Maipo.
Con esto en vista, y en la sala de clases, el actual monitor del Taller de Liderazgo Integral, Emiliano Rivera Castro, recuerda, como exestudiante del colegio, su paso por este lugar. Emiliano pertenece a la Generación 2014. Con especial cariño recuerda su paso por el Centro de Alumnos, del cual fue presidente el año 2013. Actualmente es profesor de los cursos Fundamentos de Antropología, Ética para el Trabajo y Ética Profesional en la institución de educación superior técnica profesional, Duoc UC.
– ¿Qué fue lo que más lo marcó en su paso por nuestro colegio?
– Lo que más me marco del colegio fue el trabajo de pastoral de las monjitas, con los profesores que eran del Departamento de Religión y Filosofía, y los sacerdotes. Todos ellos siempre estuvieron atentos a las necesidades que uno tenía desde una perspectiva muy humana, pero también desde una perspectiva más intelectual o teórica, sobre dudas de religión en sí mismas, por ejemplo. Sus respuestas siempre me demostraron que la Iglesia tiene una fuente de sabiduría bimilenaria, que responden y dan soluciones a los problemas del mundo actual. Y estas respuestas fueron un antes y un después en mi vida, pues yo vi como todo cuajaba y tomaba sentido.
– ¿Cómo ha visto el progreso, en todo ámbito, que ha tenido el Liceo Cardenal Caro a lo largo de los años?
– Basta con ver una fotografía del año 2014 y 2024 para notar el desarrollo material que el colegio ha tenido. No cabe duda la importancia de una infraestructura acogedora y de calidad, pues brinda espacios cómodos, ordenados, sanos y bonitos en donde los mismos estudiantes puedan compartir, que se sepan queridos por quienes tienen la responsabilidad de dirigir el colegio, y que sea expresión de lo que el mismo colegio busca en los mismos estudiantes: orden, disciplina, cuidado personal, etc.
Además, esto es un símbolo del desarrollo interior del mismo colegio, es decir, del académico y espiritual. Cuando yo fui estudiante entre el año 2004 y el 2014 aparecieron varios proyectos de preparación interior de los estudiantes, los cuales aún se mantienen y que yo conozco, pero deben haber muchos más, los cuales ignoro y que deben encontrarse en los diferentes departamentos.
– ¿Cuál cree que es el principal sello que el colegio trata de inculcar en los estudiantes de la zona?
– El principal sello que el colegio busca es una muy buena formación académica e intelectual, pero más importante aún y sin dejar de lado lo otro, es una muy buena formación valórica en los estudiantes, en las bases de la ética cristiana que es la que ha hecho grandes a las naciones y que, en la medida en que los países la dejan de lado, inmediatamente comienza su declive.
No sirve de nada tener estudiantes muy bien preparados, si no son buenas personas que utilizan sus dones para el servicio de Dios y de su comunidad. Por ello, como todo colegio católico, este debe ser el sello o impronta a dejar en ellos, y para esto es fundamental el apoyo de los padres quienes son los primeros educadores y, por lo tanto, los primeros que promuevan en sus hijos los valores. Sin ello, por muchos esfuerzos que se hagan en la siembra, la cosecha será minúscula.
– ¿Cómo fue el trabajo y la experiencia de ser presidente del Centro de Alumnos?
Mi experiencia en el Centro de Alumnos fue una de las mejores cosas que he hecho. Fue el primer año de mi vida que podría decir que estuve cansado. Sin embargo, creo que era un cansancio que valía la pena, porque aprendí prontamente muchas cosas valiosísimas para mi vida, como la renuncia a algunas cosas buenas por querer otras que uno considera mejores, u organizar mis propios tiempos para rendir en aquello que a uno le importaba.
Además, todos esos esfuerzos tenían el objetivo de que los alumnos aportasen a una mejor comunidad, lo cual enriquece mucho a la vida educativa. Por ejemplo, en aquellos años con nuestro Centro de Alumnos, en una alianza muy fructífera con Pastoral, fundamos el proyecto Levantemos Cardenal Caro, movimiento que en la actualidad aún funciona gracias al trabajo y esfuerzo de las religiosas del instituto Mater Dei. Entonces, ver que ese tipo de cosas aún se mantienen, es una gran alegría.
– ¿Cuál es el principal objetivo del Taller de Liderazgo Integral?
– El objetivo del Taller de Liderazgo Integral es desarrollar en aquellos alumnos que tienen compromiso con la comunidad o intereses por temas sociales, habilidades para influir de modo positivo en los entornos en que se encuentran, desde una mirada cristiana. Es decir, formar un liderazgo que tenga como foco el bien de la comunidad.
Este objetivo se cumple de tres modos. En primer lugar, a través de sesiones de entrenamiento de oratoria que son simulaciones en donde los alumnos practican el discurso frente a cierto público, el trabajo en equipo, las habilidades de persuasión, etc. Esto, con el objetivo de mejorar su comunicación oral. Además, porque con este tipo de trabajos los mismos estudiantes realizan un esfuerzo por esclarecer los argumentos que llevan sus mensajes, de manera que su modo de pensar sea más ordenado, lo cual sirve también para que ellos puedan entender mejor lo verdadero y bueno.
Por otro lado, están las sesiones teóricas, que son charlas y conversaciones sobre temas que un líder integral debiese manejar, ya sean de actualidad o antropología. Por ejemplo, el significado de ser humano, la libertad, la virtud, emociones humanas, etc.
Y, por último, también tiene una dimensión extrínseca que consiste en que los mismos estudiantes preparen charlas para actividades del colegio, visitas pedagógicas a lugares en que se manifiesten las ideas y tertulia con líderes que se encuentren aportando a la comunidad. Por ejemplo, el año pasado asistimos al Congreso Nacional.
– Como monitor del Taller de Liderazgo Integral en Sección Media, ¿cómo ha sido volver a trabajar en nuestro Liceo? ¿Cómo ve y qué le diría a las nuevas generaciones?
– Para mí es muy valioso volver al colegio, y devolver con un grano de arena la formación que recibí.
A las nuevas generaciones les digo que los seres humanos siempre somos los mismos, tenemos los mismos anhelos profundos, mismas emociones, etc. Lo que cambian son los desafíos de cada época, y a mí me parece que las nuevas generaciones están en un momento apasionante de la historia, pues son las primeras que viven con una influencia tan fuerte de las nuevas tecnologías. Esto es un cambio de paradigma para ellos y para quienes tenemos el deber de educarlos. Sin embargo, hay que tener cuidado, ya que nos pareciese que los nuevos desafíos han generado nuevos seres humanos, aunque creo que somos los mismos. Menciono esto, porque veo el mismo interés que se generaba hace 8 años atrás, que fue cuando partí como monitor del Taller de Liderazgo Integral, sobre exactamente las mismas temáticas y, sobre todo, se mantiene el mismo anhelo por crecer.
Por lo anterior, digo que el esfuerzo, más que entender a las “nuevas generaciones”, está en conocer los nuevos desafíos. Acá son clave tres cosas. Primero, que los padres sepan sobre las nuevas tecnologías como herramientas que facilitan mucho la vida, pero que también distraen como ningún otro objeto en la historia de la humanidad, causando muchas veces que los jóvenes pierdan el foco y gran parte de su vida pasen distraídos.
Segundo, que estas son herramientas o canales de ideologías o creencias que los mismos padres no comparten, perjudicando profundamente la transmisión de valores de antaño a los más jóvenes, dejándolos desprovistos a tendencias o modas inventadas por las grandes compañías de comunicaciones.
Y, por último, entender el desafío particular que vive Chile hoy sobre delincuencia, violencia, drogas, etc. Lo cual es una amenaza que tampoco vivieron las generaciones anteriores, y que los jóvenes hoy lo ven de un modo peligrosamente más cercano.
Esta entrevista se enmarca en Cardenalinos, la comunidad de exalumnos del Liceo Cardenal Caro de Buin.
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